El mochamanos

La solución estaba ahí, al alcance de las más pobres inteligencias, pero no quisimos verla. Para acabar el problema de la corrupción no se requieren estudios, capacitación, concienciación, leyes que transparenten el uso de recursos públicos y sancionen su desvío, contralores que vigilen los gastos de la administración pública y auditores que revisen la aplicación de los recursos. Basta con volver a la Edad Media e instaurar una simple medida: mochar manos. Y se acabó.

Sin inmutarse, sin un guiño que permitiera entender si semejante sandez era en serio o producto de alguna sustancia etílica, Jaime Rodríguez Calderón (a) “El Bronco” soltó esta perla en el primer debate presidencial:

"Voy a presentar una iniciativa para mocharle la mano al que robe, así de simple, presentaré la iniciativa al Congreso a ver si los diputados de ellos (refiriéndose a los otros candidatos) se atreven a aprobarla".

Ante semejante claridad intelectual, fue necesario que una de las moderadoras del debate, Azucena Uresti, le pidiera aclarar el punto: ¿hablaba en sentido figurado o en verdad estaba pidiendo que la sociedad retrocediera una par de peldaños en la escala evolutiva? Lo que siguió fue simplemente escalofriante: sí, hablaba en serio.

No dijo si además irán a la cárcel o si se considera suficiente castigo el mocharles la mano. Si es así, nada impediría que en el futuro hubiera una multitud de diputados sin manos y entonces, ¿cómo podrían votar por las brillantes ocurrencias de este comediante venido a político?

¿Qué parte del organismo se debe cortar a los que mienten en forma descarada? ¿La lengua? Porque de ser así, eso le pasaría al candidato presidencial que dijo: “Nuevo León es el único estado que ha bajado el índice delictivo”. Y por partida doble, porque si esto fuera cierto, lo logró sin recurrir a la amputación de las manos. ¿Y cuál, al candidato que mintió cuando dijo que en Nuevo León no hay programas asistenciales?

¿Y qué hacer con los políticos que falsifican documentos electorales, fingen apoyos y además lo hacen en cantidad de cientos de miles? Ignoramos cuál miembro de Rodríguez Calderón deba de cercenarse, pero si le aplicamos la “Ley del Mochamanos”, poco irá quedando de él.

Con esta disparatada propuesta, “El Bronco” obtuvo sus proverbiales quince minutos de fama. Pero, a diferencia de lo que suele ocurrir, nadie le envidiaría las ganancias. La sentencia popular provino de decenas de memes que se burlaron de sus desafortunadas declaraciones. La opinión unánime de aquellas personas cuyo coeficiente intelectual es mayor que la edad del político regiomontano es que él debe ser condenado por la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales e ir a prisión, no a la boleta electoral. Y que lo único que se le debería amputar es el ego y la estupidez.