Futbol y elecciones columna por J. A. Javier González Corona

Somos testigos de un mundial de futbol donde el país está representado por una selección de jugadores; jugando en México (los menos) y quienes se encuentran en ligas europeas (los más). Pero, por el otro lado y no menos importante, las elecciones nacionales el primero de julio.

En el primero, la clase empresarial ha logrado crear un sentimiento nacionalista a tal grado, que un triunfo o derrota de la selección, se convierte en una dignificación o afrenta nacional. Destacando las grandes ganancias obtenidas por las empresas transnacionales; la Federación Nacional de Futbol de México y los propios jugadores. Sin descartar al organismo rector de dicho deporte, la FIFA. Para muestra un botón: según la revista Forbes, esta organización, ha tenido en los últimos cuatro mundiales las siguientes ganancias: Corea 2002, 2.5 mil millones de dólares; Alemania 2006, 3.2 mil millones de dólares; Sudáfrica 2010, 2.4 mil millones de dólares y Brasil 2014, 4 mil millones de dólares. Pregunto ¿dónde queda el deporte amateur y la aplicación de esas ganancias en algunos países como México? Sin embargo, nuevamente nuestro país organizará por tercera vez un mundial de futbol, bueno, junto a dos grandes potencias EU y Canadá. ¿Qué raro verdad? Alguien dudará aún, que el poder económico gana voluntades y logra consensos.

En el segundo, las elecciones representan una gran erogación económica del Estado, donde los impuestos del pueblo juegan un papel importante. Según la revista Forbes “de acuerdo con el Presupuesto de Egresos Federal 2018, este organismo autónomo (INE) recibirá 24.215 millones de pesos para su ejercicio… las campañas electorales de 2018 serán las más costosas de la historia del país…se destinarán 2,148 millones de pesos para los gastos de campaña de los nueve partidos…Así mismo, 42,963.332 pesos para el financiamiento de las candidaturas independientes…”. Las cantidades asustan, más, cuando vemos el salario mínimo de México y por ende, el raquítico salario que los trabajadores perciben.

Como parte de las elecciones presidenciales, el tercer debate de los candidatos a la Presidencia de la República, permitió observar una mejor moderación de los tres designados (Gabriela Warkentin, Carlos Puig y Leonardo Curzio) en comparación a las dos confrontaciones anteriores: coherentes, puntuales y principalmente evitando ser los protagonistas en lugar de los contendientes. En cuanto a los candidatos, los cuatro trataron de presentar proyectos, quedándose muy cortos en sus pretensiones; ganándoles los comentarios de la descalificación. Curiosamente, los tres que representan una alianza, nunca arremetieron contra el candidato independiente, ¿será que no quisieron perder tiempo con él? Sin embargo, considero que quienes ya han decidido su voto, este tercer debate no sirvió para cambiar decisiones y quienes aún no lo deciden, lo ignoraron. Estos últimos pareciera que están esperando el día de las votaciones, para otorgar su voto a quien vaya arriba en las encuestas (llamado voto útil) o en su defecto, simplemente no votar.

¿Va a repartirse dinero por parte de las alianzas para ganar esas decisiones? Posiblemente, aunque dudo que la distancia porcentual entre cada uno de ellos, mostrado por las diferentes empresas encuestadoras sean radicalmente modificadas, salvo mediante un fraude extremo como el de 1988 y otros más realizados en México. Sin embargo, si le preguntáramos al triunfador, cualquiera que fuera, si hubo fraude, respondería indignado con otra pregunta ¿me lo compruebas? Se dan a conocer públicamente diferentes mecanismos fraudulentos después de cada contienda, por los propios partidos políticos a manera de queja o justificación; que sin querer nos vuelven expertos en ellos. En otras palabras, es tanta su desesperación al no aceptar su derrota, que se echan de cabeza ellos mismos.

Mientras tanto, la responsabilidad de todos es emitir nuestro voto el primero de julio y tratar de ser honestos al hacerlo; sin considerar presiones, propuestas, amenazas y muchas otras cosas más que se hacen presentes. Lo importante de nuestro voto es no ponerle precio, vale tanto, que les pido no malbaratarlo. Hay frases dentro del diálogo popular que se escuchan comúnmente: ¿los grandes empresarios dejarán ganar a cualquiera, principalmente a quien las mayorías lo apoyan? y se contestan rápidamente: “claro que no, quienes tienen dinero van hacer ganar a quien les convenga, con nuestro voto o sin él”. En otras palabras, se sabe del control que existe dentro del campo político por parte de una oligarquía, pero difícilmente se sabe quiénes la conforman. Según el “Global Wealth databook” (Libro de datos sobre la riqueza global) “En el grupo del 1% más rico de la humanidad, de acuerdo a dicho estudio, hay 295.000 brasileños, 233.000 mexicanos y 70.000 colombianos” entre otros más de diferentes países.

Al respecto Gaetano Mosca aclara bastante bien lo que estoy señalando, en su libro La clase política (2008). Cito: “se necesita que la propiedad privada sea tutelada suficientemente por la fuerza práctica y real de las leyes, de modo de hacer inútil la tutela del propietario mismo. Esto se obtiene mediante una serie de cambios graduales en el reordenamiento social,…y que tiene como resultado transformar el tipo de organización política que llamaremos el ‘Estado feudal’, en otro tipo, esencialmente diferente, que denominaremos ‘Estado burocrático’…Una vez consumada dicha transformación ocurrirá que, así como el poder político produjo la riqueza, ahora la riqueza producirá el poder. En una sociedad ya bastante madura, en la que la fuerza individual está limitada por la colectiva, si bien los poderosos son por lo general los ricos, por otra parte basta ser rico para convertirse en poderoso. Y en verdad es inevitable que, cuando está prohibida la lucha a mano armada, y sólo se permite la que se hace a fuerza de billetes, los puestos mejores sean conquistados por los que están más proveídos de billetes. Es verdad que existen Estados de civilización avanzadísima, organizados en base a principios morales de una índole tal, que parecen excluir esta preponderancia de la riqueza”. Nuestro México está muy lejos de esto último, pero considero deberíamos iniciar y estas próximas elecciones pueden ser el punto de partida. Por último, felicito a los jugadores de la selección nacional por su triunfo ante Alemania, pero por favor no caigamos en triunfalismos utópicos. Ganaron bien, esperemos resultados posteriores. A quienes son padres, un abrazo de felicitación sincera, no es fácil serlo.