La migración 2/3 por Luis Pérez/Víctor Virueña

En la entrega anterior hicimos una serie de reflexiones sobre el significado de la migración como tema sociológico, donde consideramos a grandes rasgos que la migración no precisa ser un cuestión estrictamente para especialistas, nos resulta muy interesante acercarnos, por supuesto con una base teórica y metodológica, a la migración como un fenómeno vivo y que los migrantes mexicanos tienen mucho que platicar sobre su experiencia en el tránsito hacia los Estados Unidos, por ello hacemos hincapié en recuperar las vivencias personales como elemento fundamental para comprender a la migración y sus implicaciones en nuestra sociedad, ya que no exclusivamente es la experiencia personal, sino tratar de comprender la forma en que lo transmiten y exteriorizan en su ámbito familiar, además de traer formas culturales de lugares distintos al de su entorno.

            Ahora bien, haremos ahora un apretado resumen de los orígenes de la actual concepción de la migración de mexicanos a Estados Unidos, ello para comprender la naturaleza del fenómeno, la Segunda Guerra Mundial es un punto de referencia sustancial, ya que Norteamérica requirió de mano de obra para trabajar el campo, ello por la guerra y la necesidad de modificar la producción, ya que la industria requirió reorientarse hacia la industria militar y fue preciso enviar tropas a Europa y el lejano oriente, pero al concluir la guerra se modificaron las condiciones y se hizo necesario limitar la llegada de mexicanos.

            La política migratoria de Estados Unidos se orientó a limitar cada vez más el éxodo de connacionales a ese país. Será en la década de los ochenta cuando Ronald Reagan ofrece una amnistía y documentos a mexicanos radicados en su país, pero en los años noventa, Bill Clinton impuso castigos a mexicanos que cruzaran la frontera, ello llevó a que los mexicanos radicados en Norteamérica, para evitar esa amenaza, optaron por no ir a su país, sino llevarse a sus familias, esto modifico en buena medida las características de la migración y los mexicanos en el vecino país pasó de poco más de 12 millones a más de 26 en esa década. México tiene al 10% de su población viviendo fuera.

            Ante este panorama, la vida en Norteamérica es cara y muy difícil, ya que, por ejemplo, buena parte de los indocumentados precisan invertir más del 50% de su salario en renta, por ello es necesario que en una vivienda se hacinen entre 3 o 4 familias, lo que provoca diversos problemas a la hora de la distribución de gastos, además de las complicaciones de vivir en un espacio reducido.

            No obstante, tenemos experiencias diversas, como ya señalamos anteriormente, por ejemplo tenemos el caso de Érika, se graduó en derecho por la UNAM, llegó a Estados Unidos con la idea de ejercer su profesión, finalmente se tuvo que adaptar a las condiciones que le imponía y las necesidades económicas, actualmente se dedica a pasear perros en el área de Beverly Hills, por lo que recibe alrededor de 100 dólares al día ($1900.00). Otro caso es de Carmen, quien llegó a los 5 años de edad, se adaptó rápidamente y aprendió el inglés, tuvo muy buen rendimiento escolar, se integró al programa DACA  (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), programa implementado por Obama para trabajar y estudiar, dirigido a menores de edad y tienen más de 7 años radicando en ese país, logró ingresar a la Escuela de Medicina en Berkeley, pero actualmente se encuentra en la incertidumbre, ya que sus padres son ilegales y ella carece de documentos migratorios, ello significaría, si Trompe cancela el DACA, estar imposibilitada para ejercer su profesión.

            Asimismo tenemos el caso de Samuel Magaña, empresario radicado en los Ángeles quien hacia la década de 1980 comienza a producir las tortillas, dejando de importarlas; a raíz de ello se convierte en el principal distribuidor en buena parte de los Estados Unidos, se le conoce como “el rey de la tortilla”.

            De acuerdo con Víctor  Manuel cada quien busca a su manera construir y concretar su propio sueño americano, por ello, asegura, los mexicanos viviendo en Estados Unidos, no somos un número, sentimos, tenemos esperanzas y sueños, queremos a nuestro país de origen, pero también hemos aprendido a vivir y sentir cariño por Norteamérica.

            En la siguiente entrega mostraremos la otra cara de la migración, ya que no todos logran ser un caso de éxito, viven fracaso tras fracaso y sienten en carne propia el rechazo, el maltrato y la discriminación.