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La violencia feminicida en Tlaxcala por Adriana Aguilar Gutiérrez

Desde la sociología columna por Adriana Aguilar Gutiérrez
Miércoles 08:18 pm, 18 Jul 2018.
Adriana Aguilar Gutiérrez
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La violencia feminicida en Tlaxcala por Adriana Aguilar Gutiérrez

La realidad de México está inundada de violencia, que por cierto no deja de tener un acelerado crecimiento, siendo experimentado tanto por hombres como por mujeres, pero es importante destacar las diferencias de acuerdo al sexo, a pesar de que las formas de extrema violencia se han agudizado para los dos.

En el caso de las mujeres, México está presentando un aumento en la tasa de muertes violentas y desapariciones, que ha germinado en un clima de discriminación, desigualdad, impunidad y corrupción.

Desde la sociología contemporánea algunos autores han contribuido a explicar, a partir de las condiciones históricas y sociales, la existencia de un sistema y una ideología donde el hombre tiene el dominio sobre la mujer, para que esta cumpla con el rol que socialmente se les ha impuesto.

Por ejemplo, el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930–2002) considera que existe una relación de dominación de lo masculino sobre lo femenino y lo deja muy claro en su libro “La dominación masculina” (1998), en esta obra reconstruye la historia de la naturalización de los roles tanto de hombres como de mujeres, ello a partir de la consideración de la división entre los sexos como división fundante.

Para Bourdieu las mujeres se encuentran ante un sistema donde la dominación masculina se convierte en el paradigma de toda dominación y, por tanto, de toda violencia simbólica, dicha  dominación penetra como institución en las estructuras sociales, por ejemplo, en forma de mitos, rituales, prácticas discursivas (lenguaje), etc, pero tambien queda impregnado y se reproduce dentro de las estructuras cognitivas, en forma de habitus, como lo son las  categorías mentales, estrategias cognitivas, capacidades perceptivas, formas de sensibilidad, entre otras.

Otro sociólogo, Gilles Lipovetzky, coincide con Bourdieu y afirma que tanto la cultura oriental como occidental ha sido gobernada por los hombres, y con esta idea parte su libro “La tercera mujer”, donde analiza el papel de las mujeres en la era posmoderna en contraste con epocas anteriores, concluyendo que a pesar del esfuerzo y las batallas que han liderado las mujeres por ocupar otros espacios dentro de la sociedad, mas alla de los que se les han designado, la tercera mujer se sigue enfrentando al sistema machista y patriarcal que ha prevalecido desde los más anitguos procesos civilizatorios (Lipovetsky, 2007).

El machismo, en palabras de Lipovetzky, es una construcción cultural, es un modo particular de concebir el rol masculino, modo que surge de la rigidez de la mayor parte de las sociedades del mundo contemporáneo, para establecer y agudizar las diferencias de género entre sus miembros. Es así como se generan expectativas de comportamiento en torno al varón que incluyen valores y actitudes, conformando de este modo una concepción ideológica asentada en la superioridad del macho en relación con la hembra, superioridad que se ha pretendido fundamentar desde distintas perspectivas ideológicas a lo largo de la historia del pensamiento” (2007, p. 259)

Ahora bien, en nuestro país la situación crece exponencialmente, bastara recordar que en 1993 al norte del país en el estado de Chihuahua tuvieron lugar una serie de violaciones y asesinatos de mujeres de entre 15 y 25 años, cuyos cuerpos fueron abandonados en el desierto, cabe mencionar que presentaban rasgos de violencia extrema como golpes, marcas hechas con cuchillas e incluso mutilaciones; la mayor parte de las victimas mujeres jóvenes obreras de la maquila, se les llamó “Las Muertas de Juárez”.

En aquel momento se manejaba una cifra de aproximadamente 447 mujeres asesinadas, según el informe “Homicidios de Mujeres” en Ciudad Juárez, elaborado por la Procuraduría de Chihuahua, otras fuentes revelan que el número pudo ser más elevado.

A partir de esta ola de asesinatos contra mujeres, en México comienza a legislarse con la intención de disminuir los índices de violencia contra las mujeres que se encontraban  cada vez más en aumento, uno de esos esfuerzos es la aprobación en el año 2017 de la “Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”.

En el artículo 21° de la LGAMVLV, se califica como feminicidio al homicidio de mujeres por causas de género:

“Violencia Feminicida es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”.

En Tlaxcala, el delito de feminicidio quedó tipificado desde el año 2012 por la Procuraduría General de Justicia del Estado.

A partir del mismo año en Tlaxcala, a través de la asociación Colectivo Mujer y Utopía y el Observatorio Nacional de Feminicidios, se han contabilizado aproximadamente 105 casos de feminicidios registrados a través de las actas levantadas por la PGJE y por distintos periódicos y medios digitales e impresos de noticias.

De los casos registrados, únicamente 4 de ellos se siguen como delito de feminicidio en la carpeta de investigación correspondiente, el resto se encuentra tipificado en su mayoría como homicidio, a pesar de que presentan claras características de feminicidio; además de que no hay una sola persona consignada por alguno de los casos, tanto de homicidio como de feminicidio.

De los cuatro delitos tipificados como feminicidio en el estado de Tlaxcala, el caso de Wendy Sánchez Pérez, es uno de los que se llevó a cabo con alto grado de violencia en el estado.

Wendy de 21 años, estuvo desaparecida desde el 12 de enero del 2018, supuestamente, fue obligada por extraños a subir a una camioneta de color blanco mientras caminaba en el mercado de Tlaxcala, pero antes de eso pudo enviar un mensaje a sus familiares pidiéndoles ayuda, y eso fue lo último que supieron de ella.

Para el 16 de enero las autoridades localizaron el dorso de la joven semi-quemado y sin ropa en San Benito Xaltocan, municipio de Yauhquemehcan, y días después sus extremidades inferiores. La carpeta de investigación de Wendy se inició por el delito de homicidio doloso, posteriormente se modificó y hasta el momento se espera judicializar a quien resulte responsable de los hechos por el delito de feminicidio.

Otras mujeres tlaxcaltecas como Wendy, han sido victimas de violencia extrema previamente a su muerte, en su mayoría son golpeadas o apuñaladas en múltiples ocasiones (aun después de la muerte), estranguladas, degolladas y atropelladas, entre otras muchas formas de violencia más.

En la mayoría de los casos de Tlaxcala se trata de una mujer en edad reproductiva (15 a 40 años) cuyo agresor tiene un vínculo afectivo con la víctima o es cercano a ella, puede tratarse tanto de la pareja sentimental de las mujeres (esposo, novio, concubino) como de un familiar (padre, hijo, primo, sobrino, etc.)

Ante la impunidad para la resolución de los casos de las mujeres victimas de violencia, el Colectivo Mujer y Utopía ha solicitado el mecanismo Alerta de Género para el estado por delitos sexuales y otros relacionados, como trata de personas y feminicidios, este mecanismo reúne un equipo de trabajo especializado para la resolución del problema, obligando al Estado crear acciones que garanticen una vida libre de violencia para las mujeres; sin embargo, el mecanismo ha sido negado para la entidad, y solo se le han realizado algunas recomendaciones.

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