Se debe valorar el desastre del sistema educativo: Díaz

Durante su participación en el Foro de Consulta Estatal Participativa, para abordar el tema educativo del país, Ángel Díaz Barriga, investigador de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) sostuvo que “necesitamos un momento para valorar el desastre en el que ha quedado el sistema educativo, reconocer los daños causados e identificar algunos aspectos en los que puedan aplicarse ajustes relevantes”.

Ante decenas de docentes que abarrotaron el Centro Cultural Universitario, así como de Esteban Moctezuma, próximo secretario de educación pública del país, de Armando González Plascencia, rector de la UAT y otras autoridades, el investigador propuso romper las políticas sexenales en el sistema educativo.

“Respetemos los ritmos de las escuelas y sus posibilidades locales, demos un voto de confianza a los docentes que confundidos o no han seguido trabajando con el cúmulo de objetivos que les señalan los documentos oficiales, haciendo el mejor esfuerzo por aglutinar la amalgama de lenguajes, perspectivas y referencias que llegan desde fuera con las que deben trabajar, muchas veces sin comprenderlas”, señaló.

Refirió que es “necesaria la transformación del sistema educativo, no necesariamente porque tenga objetivos fuera de tiempo, sino porque en los últimos años ha tenido muchos cambios, ha sufrido una cantidad de condenas y de perspectivas que bombardean con múltiples implicaciones, novedades, objetivos y preceptos, lo que muchos hemos pensado es que no necesitamos más ideas novedosas y extremas, que, aunque hayan funcionado en muchas partes del mundo, no significa que puedan meterse con calzador en los espacios escolares del país”.

 Por ello, propuso nueve puntos que consideró pertinentes para transformar el sistema educativo, pues dijo, “que transformar significa reconocer que en los últimos 30 años hemos dejado acorralado en un rincón a las bases del pensamiento educativo, la didáctica y la pedagogía, las hemos relegado a su dimensión más técnica e instrumental, no sólo en los aspectos escolares, sino en los equipos de trabajo de las últimas décadas, la ignorancia de estas ideas pedagógicas hace pensar que hay nuevas perspectivas en la educación, lugares comunes, quizá bautizados con nombres novedosos que las hacen pensar como nuevas”.

Continuó que para transformar se debe pensar pedagógicamente y no un cambio cosmético “lo que significa reconocer el trabajo docente, reconocer a quienes tienen la tarea de trabajar con estudiantes todos los días de la semana, durante 10 u 11 meses en la búsqueda de crear condiciones para su aprendizaje, pero también para su desarrollo humano, su integración ciudadana, para cumplir con la gran aspiración de los docentes de impulsar el pleno desarrollo de todas sus potencialidades”.

Díaz Barriga dijo que se debe recuperar la pedagogía y la definición de otra visión de contenidos en los planes y programas de estudio no basta con que los especialistas de cada una de las disciplinas establezcan una propuesta curricular, modelo que se ha seguido por muchos años, donde se asigna al docente el pobre roll de aplicador de grandes ideas de quienes pensaron un proyecto de formación, tampoco es suficiente que el proyecto construido sea desde abajo, sin ninguna orientación previa.

Agregó que se debe reconocer a los alumnos, niños y adolescentes, cuya experiencia de vida es diversa en muchas ocasiones trágica, que han vivido escenarios de violencia física y simbólica, “que están en riesgo permanente por ser mujeres, pobres o jóvenes, de ninguna forma son los mismos niños y jóvenes que fuimos, pero tampoco son los que nosotros queremos que sean, han construido sus referentes fuera de la escuela, en los medios de comunicación, en las redes sociales, en la mercadotecnia, en ala influencias, mas dudosas y nocivas, aceptemos que no conocemos a quienes educamos”

También señaló que se requiere modificar la ecuación construida en los últimos 30 años, entre los conceptos calidad de la educación y evaluación educativa, la cual que ha sido deformada por la práctica educativa y desplazado los fines de la educación, calidad se ha reducido a puntajes, parámetros estadísticos que son presumibles y presuntuosos, pero que reflejan en poco o en casi nada lo que sucede en el transcurso de la formación.

“En nombre de la calidad se han cometido muchas injusticias, la más relevante es la evaluación nos hemos cerrado a la posibilidad de plantear otras formas de evaluar, unas que no clasifiquen, no provoquen la memorización, que no promuevan la simulación”, dijo.

Propuso que “hablemos de las emociones de los docentes, antes de querer imponer una idea brillante, pensemos en si podemos cubrir todos sus flancos no es sólo cuestión de programas, contenidos o directrices, también es cuestión de condiciones para que los involucrados puedan enfrentarlas”.

“Estamos en un momento de coyuntura, de utopía, transformación de la república, se nos ha pedido que con responsabilidad coadyuvemos a la transformación del sistema educativo, el trabajo docente es muy noble, siempre los docentes estamos dispuestos a colaborar, no nos minimizan los retos y hacemos de nuestra actividad un modo de vida… la transformación merece un poco de lucidez, un esfuerzo por describir las verdaderas cuestiones filosóficas y políticas que lo pueden potenciar, arriesguémonos”, finalizó.