Felipe Angeles columna por Luis Pérez Cruz

En los últimos años hemos sido testigos de cambios en la forma cómo vemos y asimilamos nuestro pasado, ya que estábamos acostumbrados a aprender desde la educación básica la llamada historia de bronce, plagada de batallas, héroes, grandes acontecimientos y, por supuesto de villanos. Estamos ante la gran oportunidad de cambiar esta forma de ver nuestro pasado, pero no se trata de seguir construyendo mitos, sino comprender que el pasado es vasto en personajes, hechos y procesos, por ello es muy importante recuperar la trascendencia de personajes como Felipe Ángeles y la importancia que tuvo en el proceso revolucionario (1910-1917); la historiografía posrevolucionaria centró su atención fundamental en Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, entre algunos otros.

          Felipe Ángeles constituyó un personaje muy importante y luchó al lado de Francisco Villa, además de su interesante carrera intelectual y militar, por ello es mi intención destacar algunas de sus ideas y la forma que se condujo al momento de participar en la guerra civil.

          Felipe Ángeles es un hombre de su tiempo y responde a ese momento fundamental de nuestra historia contemporánea, como señala el filósofo Luis Villoro los hombres no son de bronce, son individuos de carne y hueso; por ello resulta pertinente saber qué tiempo vivió. Nació en Zacualtipán, Hidalgo, hijo de Felipe Ángeles Melo, luchador liberal, coronel que combatió contra la invasión estadounidense en 1847, la intervención francesa y el segundo imperio (1862-1867), ​ realizó estudios en el Instituto Literario de Pachuca, después a los catorce años ingresó al Colegio Militar, teniendo una beca, gracias a la actividad militar de su padre durante la intervención y el segundo imperio.

Logra obtener, al egresar en 1892, el grado Teniente Técnico de Artillería (Ingeniero en Armamento en la Actualidad). También se destacó como profesor en el Colegio Militar, de la Escuela de Aspirantes, de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Escuela de Tiro, de la que más tarde fue director, a partir del 25 de noviembre de 1896, posteriormente fue enviado a Estados Unidos para realizar estudios de artillería; en Francia supervisó el armamento adquirido por el gobierno de México, y fue ascendido a mayor; le fue concedida la orden de Legión de Honor por los méritos realizados durante sus estudios.

En una ceremonia en el Colegio Militar, Ángeles hizo saber su pensamiento con respecto a la misión del militar en la sociedad y frente a Porfirio Díaz, puntualizó contra el soldado arbitrario y brutal y elogió al hombre de armas apegado a la legalidad y a las obligaciones institucionales. Esta actitud marcó su derrotero político. Fue un militar con altas calificaciones teóricas, aunque con vocación de soldado activo. Fue criticado continuamente por su postura quimérica e irrealista, no dudó en mostrar su descontento ante las acciones  del ejército con los yaquis y ante el favoritismo como eje de promoción, lo que dio lugar a que fuera enviado en comisión militar a Francia.

Se le cuestionó mucho el participar en la última etapa del porfiriato, se adherirse inmediatamente al movimiento maderista y posteriormente asume la defensa del maderismo incorporándose al ejército constitucionalista; finalmente se incorpora a las filas de Francisco Villa, muere fusilado por las fuerzas de Venustiano Carranza, no le perdonaron su incorporación a las filas villistas.

Ángeles tenía toda una postura intelectual y política que el historiador Friedrich Katz define en los siguientes términos: Ángeles es un personaje interesante y muy atractivo. Fue casi el único militar porfirista que no se alió con Victoriano Huerta y que se fue con Villa. ''Pero lo más importante en él es que tenía una ideología muy cercana al socialismo; se sabe que leyó a Marx, y eso era poco usual.” Asimismo agrega: ''Otro factor que lo hace muy interesante es su humanismo. Durante la Revolución Mexicana las cosas eran muy duras, con algunas excepciones, se fusilaba a los prisioneros”

 Valdría la pena tomar a Felipe Ángeles como un intelectual que su circunstancia lo llevó por el camino de las letras, pero debió tomar las armas para luchar por los ideales que pocos revolucionarios tenían.