Tlaxcala en el corazón de Saltillo y José Antonio

Saltillo, Coahuila, su lugar de origen está repleto de referencias con el nombre de Tlaxcala, pero más allá de eso José Antonio reconoce que no tiene en sus prácticas habituales un bagaje cultural que lo ligue al lugar de los fundadores de su ciudad.

De 1.90 de estatura, ojos claros al igual que su piel, la fisonomía de José Antonio tampoco se relaciona con la idea más extendida de los tlaxcaltecas que, en su gran mayoría, la genética les confiere rasgos opuestos.

Tlaxcala, en el nombre, siempre ha estado presente en su vida pero hoy que vive aquí y ha conocido se da cuenta que no tenía "ni idea" de lo que era herencia de sus prácticas ni su riqueza cultural.

"Allá no se conoce nada de esto que he visto por aquí, siempre hemos sabido que gente de Tlaxcala fundó Saltillo, pero no tenemos tantas costumbres y tradiciones como he visto aquí, es muy bonito todo".

Desde siempre ha sabido que Saltillo es una ciudad fundada por una caravana de familias tlaxcaltecas que fueron a poblar el norte del país hace 472 años y que dejaron su huella en ese lugar.

Hace casi dos años su actividad lo llevó a pasar brevemente por San Pablo del Monte y cuando se enteró que estaba en Tlaxcala, tuvo curiosidad por aquel lugar que siempre ha estado presente, de nombre, en su vida.

Y es que, por ejemplo, la escuela de su hija se llama "La Nueva Tlaxcala" y su natal Saltillo, en Coahuila tiene una plaza principal llamada Tlaxcala, a la par que el resto de la ciudad está repleta de esta referencia.

Desde hace 10 meses José Antonio llegó a Tlaxcala por cuestiones de negocios y a partir de ahí ha quedado sorprendido por todo lo que representa la cultura tlaxcalteca que devora en cada festejo y tradición que le ha tocado contemplar.

Afectó a las redes sociales, no pierde oportunidad de fotografiar comidas, bailes, celebraciones y todo aquello que, admite, le ha dejado fascinado del lugar más pequeño del país, inmediatamente compartirlo con los familiares y conocidos que allá lo esperan.

"Si sabía de Tlaxcala, que gente de aquí fundó Saltillo, pero nada más, nosotros no sabemos nada de la vida aquí y las familias que llegaron no hicieron que se transmitiera esta  cultura o quien sabe qué pasó, la comida, la vida, es muy diferente", rememora.

Pero no compartir prácticas culturales de los tlaxcaltecas ni la lejanía de la tierra provoca que sus paisanos  compartan creencias que, a manera de anécdota muchas veces, existen sobre los tlaxcaltecas.

Por ejemplo, la idea de "traidores" por su alianza con los españoles en La Conquista no está presente en su ciudad natal y por ende el estigma del que hacen referencia en otros lugares del país o la broma tan extendida en los últimos tiempos en las redes sociales sobre la duda de la existencia del estado.

"Allá no quieren a los chilangos, pero a los tlaxcaltecas aunque sabemos que ellos fundaron la ciudad y no sabemos de ellos,  no hay un idea en contra ni para hacer buylling", sostiene.

Por lo mientras, en su estancia en Tlaxcala, dice haber descubierto una riqueza cultural que le apasiona.

Se declara enamorado de la comida, la artesanía y especialmente de sus festividades   como el carnaval.

Para empezar, las tortillas hechas a mano y de maíz criollo fueron una de las grandes diferencias que han "encantado" a su estómago, ya que en su ciudad las tortillas son de harina y la mayoría de sus alimentos son procesados.

El pulque de Tlaxcala que fue famoso en la época de las haciendas, fue otro de los descubrimientos que le han hecho atesorar la gastronomía local.

Por lo pronto, de su acento característico del norte queda poco, mientras disfruta a la par de sus actividades laborales, de una fiesta cada domingo en la "Cuna de la nación".

Mientras llega el momento de regresar, José Antonio no descarta volver a la que puede considerar ya su segundo estado natal.