AgendaTlaxcala

Javier González: El presidencialismo en México

Columna del Prof. y Antrop. Soc. J. A. Javier González Corona
Domingo 07:44 pm, 15 Abr 2018.
Prof. y Antrop. Soc. J. A. Javier González Corona
agendatlaxcala
1628 lecturas | 0 comentarios
Javier González: El presidencialismo en México

Inicio el presente con la pregunta obligada ¿Qué es el Presidencialismo? Sin tantos rebuscamientos, podemos decir que es el ejercicio del poder de manera absoluta por parte del presidente en turno.

De tal manera, el presidencialismo ha girado en torno a las facultades que las leyes escritas y no escritas le han otorgado al presidente, tanto así, que una orden suya se convierte en un hecho tangible; incluso aunque esté fuera de la ley.

¿Cuál sería su origen dentro de la historia mexicana? Al respecto, han existido ejemplos que pueden ser representativos, (por espacio voy a ser escueto). En la etapa Prehispánica podría haber sido el Tlatoani, sin embargo él compartía el poder con la clase sacerdotal y por ende, no era autónomo (revisar el modo de producción asiático). Posteriormente los tres siglos de virreinato en la Nueva España, fueron gobernados por la monárquica española, representada por un Virrey.

En la etapa Independentista, los dirigentes del movimiento tenían que adecuarse a las circunstancias del momento y su accionar, estaba condicionado a las necesidades de sus propios objetivos; más que el de ejercer poder, por el poder mismo. En la Reforma, Juárez podríamos decir que fue autoritario, pero sin duda, por fuerza de evitar invasiones extranjeras.

¿Habrá sido Porfirio Díaz? La respuesta es concreta; él fue autócrata sin llegar a crear un culto a su persona. Más adelante los caudillos (Villa, Zapata, entre otros más) mediante su lucha esperaban mejorar las condiciones de vida de la gente, sin ser ellos los presidentes. Y, aunque se observó una cierta idolatría de la gente hacia el caudillo, esa era más bien por su valentía, sagacidad y determinación; aunado a no tener preparación militar, el reconocimiento era mayor.

Más adelante, Lázaro Cárdenas al despojarse del autoritarismo de Plutarco Elías Calles se convirtió en la conciencia crítica de la revolución iniciada en 1910 y además, el impulsor de las instituciones que aún rigen y definen al país. No rompe con los ideales revolucionarios, aunque a decir verdad, abrió las puertas al desarrollo capitalista, igual que Díaz, dando pauta para la organización de las masas a través de instituciones y por ende, del Estado. Pero cumplió con las añoranzas del pueblo, al nacionalizar empresas y pretender mantener la riqueza natural del país, para los mexicanos.

En otras palabras, su accionar político y administrativo, lo llevó a que la gente le otorgara reconocimiento, obediencia y por ende, todo el poder. Lázaro Cárdenas dio origen al Presidencialismo y una frase en voz del pueblo, lo dice todo: “Tata Lázaro”.

Sin embargo, los presidentes que le sucedieron hasta la fecha, no compartieron su convicción ideológica y, bajo un carácter populista-liberal propiciaron diferentes proyectos y acciones a nivel nacional, pero como un atributo del presidente, más no, bajo la obligatoriedad que le corresponde como tal, ni mucho menos pensando en las masas. El Presidencialismo se afianzó.

Cada seis años al parecer, los ciudadanos en lugar de hacer un análisis de sus proyectos y tendencia ideológica de los diferentes candidatos, para decidir su voto; simplemente le apuestan a que el ganador, cualquiera que sea, con su omnipotencia presidencial, mejore las condiciones de vida del pueblo mexicano.

Pareciera que caemos en una utopía sexenal y tratamos de mantener el culto al presidente, aunque la realidad sea drástica, por ejemplo: “entre 2008 y 2016, la pobreza aumento en 3.9 millones de personas”, señalando también “2.9 millones de personas dejaron de estar en situación de pobreza extrema” información proporciona por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo social (CONEVAL): (La Jornada, 22/03/2018).

Ya es tiempo de que los mexicanos dejemos de ver al Presidencialismo como un mito y lo consideremos como un hecho histórico, que merece un análisis y de ser necesaria, una renovación. Sobre todo, porque hemos sido testigos a través de los años, de que esa omnipotencia presidencial ha dañado, más que beneficiado.

Tenemos que ver al Presidente de la República como un servidor de la sociedad y no, como un todo poderoso, recordemos que representa tan sólo uno de los tres poderes (Ejecutivo); y cada uno de ellos son autónomos (Legislativo y Judicial). Desgraciadamente en la praxis, la dependencia de los dos últimos al primero, es muy evidente.

Para concluir, el Presidencialismo como tal, debemos replantearlo si queremos que el país no se siga cayendo. Considero que la nación mexicana aún es rescatable ¿Usted le entra?

Prof. y Antrop. Soc. J. A. Javier González Corona

tecolotla@yahoo.com.mx

0 comentarios


Publica tu comentario

Puedes publicar comentarios aún sin registrarte.
Nombre

e-mail, NO será publicado.

Sexo

Comentario * 200 caracteres


Podcast