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“Ricky Rickín Canallín” Columna por Miguel Sánchez Ramírez

Columna por Miguel Sánchez Ramírez
Vienes 04:32 pm, 01 Jun 2018.
Miguel Sánchez Ramírez
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“Ricky Rickín Canallín” Columna por Miguel Sánchez Ramírez

Presenciamos el segundo debate entre los candidatos presidenciales, y esta vez arrojó menos luz que el primer debate, sobre las verdaderas propuestas que cada uno hace para poder resolver los grandes problemas del país, puesto que su contenido resultó más morboso, más coloquial, menos de fondo, y si buscamos algún ganador del debate, en honor a la verdad si tomamos en cuenta que los debates tienen como finalidad dilucidar, exponer y construir en función de las ideas que cada uno de los debatientes expone, el ganador del debate sería José Antonio Meade, claro, no debe de perderse de vista que llevaba bastante ventaja respecto de sus adversarios, puesto que durante veinte años ha estado en el ejercicio público, y si se tocaron temas como migración y asuntos de conflictos fronterizos no debe dejar de considerarse que José Antonio Meade, fue Canciller; es decir, estuvo al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, lo que lo pone en una posición de privilegio respecto de la información específica que sobre dichos rubros se tiene a la mano, además de que pudo haber implementado algunas de las políticas que ahora pretende se lleven a cabo; sin embargo, este tipo de discurso nuevamente vuelve a ser nuevamente técnico y aunque se vé que lo hace con conocimiento de causa y se esfuerza por trascender y para que la pasión que le pone a su discurso se vea reflejada en la propuesta de sus ideas, finalmente no deja de tener impacto en el público en general, de tal suerte que aún cuando haya ganado técnicamente el debate, quien ha resultado beneficiado en el número de votos ha sido nuevamente López Obrador, y si bien no puede sostenerse que sus ideas tengan el mismo alcance y conocimiento que José Antonio Meade, también debe de decirse que el candidato Priista, no obstante haber estado al frente de todas estas encomiendas públicas no puede explicar porqué cuando ha estado ahí, no ha podido implementar las ideas que ahora dice son producto del cambio, lo cual ante la vista de todos resta mucha credibilidad; caso contrario sucede con López Obrador, que en esta ocasión sí recurrió a su estilo populachero, inclusive poniéndole nombre y apellidos a Ricardo Anaya, que dicho sea de paso fue el gran perdedor de este debate, pues se evidenciaron con claridad muchas de las mentiras que dijo y fue apabullado por todos, inclusive los moderadores del debate; pierde Anaya, porque de haber estado posicionado en el segundo lugar, fue a caer al tercer lugar, sumándole el hecho de que el equipo de Margarita Zavala, de manera amplia, aunque no lo ha declarado públicamente se engrosará a las filas de José Antonio Meade, mientras que algunos notables que han tomado decisión personal se irán con Morena, pero hasta donde se tiene conocimiento ningún personaje, ni grupo de trascendencia ha mencionado sumarse a la candidatura de Anaya, y esto era de esperarse derivado de que todas estas personas se han sentido traicionadas por dicho candidato; por otra parte, debe de tomarse muy en consideración que sus adeptos se han venido reduciendo en las encuestas serias que se han publicados en los medios nacionales y en mi muy particular opinión esto obedece a que no ha podido sostener muchas de las afirmaciones que ha vertido en diferentes actos públicos y en los que se ha evidenciado, que le dice a cada público lo que quiere oír con el propósito de ganar adeptos al viejo estilo de maquiavelo; sin embargo, gracias a las redes sociales el electorado está bien informado y puede tener conocimiento prácticamente de inmediato de la realidad que se vive, de donde se pueden evidenciar las mentiras que a las que ha recurrido una y otra vez.

Lo más destacable en el debate es precisamente la exposición de las ideas sobre los grandes conflictos que se tienen, las posturas de los candidatos presidenciales respecto a la construcción del muro, el trato que se ha dado últimamente a los migrantes mexicanos que son vejados y violados en su derechos humanos en los Estados Unidos bajo las órdenes de Donald Trump, y con la deportación masiva que se está viviendo, la separación de familias en un acto francamente inhumano, aunque ninguno de los candidatos pudo dar luz verde para convencer al electorado de que sus propuestas serían las mejores y resolverían correctamente esta problemática, por lo menos se escuchó la intención de asistir de mejor manera a los migrantes, en el caso de López Obrador, proponiendo la creación de Procuradurías de las Defensas de los Migrantes, en los cincuenta consulados que se tienen en Estados Unidos, mientras que José Antonio Meade, al proponer que sean las iglesias tanto nacionales, como extranjeras las que protejan a los migrantes, siendo coadyuvantes con las Secretaría de Relaciones Exteriores, esto pueda permitir que quienes han migrado en busca de nuevos horizontes, gente de paz y de trabajo, realmente pueda obtener una protección de su gobierno para que puedan paliar de mejor manera, inclusive poder defender su estatus migratorio, e inclusive no permitir esa separación familiar que en realidad debe ser francamente muy dolorosa.

Lo jocoso del debate se vivió cuando López Obrador ante la proximidad de Anaya escondió su cartera para que no se la robara, además que haya bromeado que el libro que ha escrito Anaya, se llama “Las mentiras de Anaya” lo que este último no pudo controvertir.

El hecho de que el Bronco haya invitado a los debatientes López Obrador, Meade y Anaya, para que se dieran un abrazo, también .es un punto que será recordado, aunque la cámara, por lo menos en la transmisión pública no dejó ver el momento en que supuestamente se habrían dado un abrazo, López Obrador  y Anaya; el apodo que le fue endilgado a Ricardo Anaya por López Obrador llamándole “Ricky Rickín Canallín” quedará para la historia, además vimos cómo en un momento dado sin perder la compostura, pero sí en un estado molesto Meade, dijo que se necesitaba mucho cinismo para hacer varias de las cosas que Anaya ha hecho, la imputación a Anaya de no pelear por los migrantes mexicanos, y al mismo tiempo haber tenido viviendo a su familia en Atlanta, entre otros señalamientos, mientras que también a López Obrador, le reprocharon que uno de sus hijos haya estudiado en España; en fin, este tipo de afirmaciones quedan fijadas en el imaginario popular, puesto que si preguntamos a la gran mayoría de los mexicanos sobre las estrategias de políticas públicas relativas a la migración, poco habrán de recordar, de tal suerte que este segundo debate mueve nuevamente el tablero de posibilidades y deja prácticamente en un empate técnico a José Antonio Meade y a Ricardo Anaya, que muy probablemente bajo esta tendencia el siguiente debate Anaya, quede en franco tercer lugar y debe de ser una opción viable para el ejercicio del tan llevado y traído voto útil, y si José Antonio Meade, continúa en esa tendencia finalmente podrá aspirar a hacerle un contrapeso real a la votación de López Obrador que está por encima del cincuenta por ciento de la preferencia electoral respecto de las encuestas de mayor seriedad en los medios de comunicación; sin embargo, todavía queda un amplio sector de indecisos que pueda alcanzar hasta  entre un quince y un veinte por ciento que podrían ser quienes den la campanada final como ha sucedido en otros procesos electorales.

Otro señalamiento hecho a López Obrador fue el de Nestora Salgado en el sentido de que se trata de una secuestradora, que ahora es candidata de lista nacional al Senado por Morena; debe de entenderse desde una perspectiva menos coloquial y más técnica, lo cierto es que Nestora Salgado, fue acusada, permaneció en prisión, se le siguió un proceso y finalmente el Poder Judicial de la Federación emitió una ejecutoria en la que la con las reservas de ley, le dejó en libertad respecto de las acusaciones en su contra y el texto que leyó José Antonio Meade, frente a la mirada de López Obrador, corresponde a un segmento de una acusación que finalmente no pudo ser sostenida por lo menos técnicamente en el proceso correspondiente; por tal motivo de nueva cuenta este señalamiento se hace bajo las tablas del manejo mediático que se le dio al caso de Nestora Salgado, más que a la realidad jurídica que impera en el asunto, puesto que si no se logró demostrar su responsabilidad penal, es evidente que sus derechos civiles y políticos están intocados para contender abiertamente por la candidatura correspondiente.

Al final de cuentas, lo peor que puede hacer el equipo de López Obrador, es caer en ese exceso de confianza que a la larga permita que el manejo indiscriminado de los recursos públicos por parte del Estado, en favor de un candidato hagan caer la balanza y logren arrebatarle el triunfo; esta historia va a dar mucho más de qué hablar, los capítulos más importantes se van a vivir en estos días, a los mexicanos nos queda tener la confianza, elegir libremente al candidato que mejor nos acomode de acuerdo a nuestras preferencias y esperar que quien quede al frente haga dos cosas fundamentales para este país: que gobierne con honestidad y legalidad, y que logre ese equilibrio entre la desigualdad que existe en el reparto de la riqueza nacional.

En el supuesto de que López Obrador llegare a perder la presidencia de la República,  eventualmente se podría desencadenar un conflicto social de grandes proporciones, ojalá esto no suceda, mientras tanto vamos a seguir con la esperanza viva de que realmente la trillada frase de todo candidato se cumpla, “Que Viva México”.

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