Miguel Sánchez Ramírez: La sombra del fraude electoral

En pocos momentos de la Historia reciente, se vislumbra con claridad un parteaguas; en nuestro país hemos vivido movimientos trascendentes que le han dado rumbo a las instituciones, que decir de la Independencia, de la Revolución, pero en los tiempos modernos un punto de quiebra ocurre cuando toma la Presidencia de la República el General Lázaro Cárdenas del Río, expropia la industria petrolera, y toma tantas otras acciones que han sido fundamentales para el desarrollo económico de nuestro País y de los Ciudadanos, lo cual es absolutamente incuestionable y prácticamente nadie pondría en tela de duda la calidad política y moral del General; en los últimos años hemos tenido casi al alcance de la mano ese parteaguas, ese punto de quiebra y esto desde mi perspectiva pudo haber ocurrido aunque he sostenido que el hubiera es el verbo de los tontos, pero pudo haber ocurrido cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano contendió por la Presidencia y fue despojado del triunfo por un sistema totalitario y avasallador, como olvidar la famosa caída del sistema, como olvidar el fraude electoral del que los mexicanos fuimos agraviados, como olvidar que después de haberle arrebatado de manera feroz y despiadada el triunfo que la ciudadanía le dió, entráramos a la época del neoliberalismo, con la firma del tratado de libre comercio y apertura al mundo global; desde luego, no sostengo que dicha propuesta no tenga algunas bondades, no obstante, si en la actualidad sólo el 2.5% de la población es detentadora del 50% de la riqueza nacional y que en repetidos años nuestro país ha tenido al hombre más rico del mundo y al mismo tiempo a 53 millones que se encuentran en pobreza extrema, seguramente que el destino de nuestro país pudo haber sido diferente y la honda desigualdad que prevalece quizás sería menos marcada; la historia la sabemos Cuauhtémoc Cárdenas apostó por la tranquilidad social antes de llamar a la revuelta y exigir por la vía inclusive de la violencia se respetara su triunfo, en aquel tiempo de manera descarada se tomaban las boletas de la gente que no sufragó y se suplantó su voto, inclusive quienes ya habían fallecido, también se anotó en los listados que habían votado, todo con la complacencia de los propios funcionarios de casilla y ante la indulgente presencia de los representantes opositores que en las casillas no tenían más remedio ante la mordaz actuación de los funcionarios allegados al sistema, pues no les permitían inclusive ni pronunciar palabra, y aunque parezca una exageración así es como realmente ocurrió, hoy muchos años después, nuevamente estamos ante la presencia muy visible de un parteaguas, de ese punto de quiebra que puede cambiar la historia de este país, se vé muy cercano, pero a la vez muy lejano, porque aunque se ha defendido por los conservadores y por quienes ven afectados sus negros intereses que no existe tal mafia del poder, debe de señalarse que parece estar oculta "a la vista de todos", siguen ahí aquellos que se han enriquecido a costillas de entregarle a amigos, a familiares, a cuates las actividades estratégicas de la economía nacional, por ejemplo Teléfonos de México; ahora con la Reforma Energética, la industria secundaria de los hidrocarburos, las telecomunicaciones, y tantos otros grandes negocios que han ahondado aún más esta brecha de pobreza. El día primero de julio, tenemos como ciudadanos la obligación moral y política de acudir a la urna y en esos seis segundos en los que los expertos sostienen tomamos la decisión final, saber que este punto de quiebra, que este momento de historia se nos puede ir como agua entre los dedos, si no existe la voluntad mayoritaria de emitir el voto en favor de Andrés Manuel López Obrador, con un resultado claro y amplio margen de triunfo, que sin perjuicio de que sea candidato de mi preferencia, tampoco está garantizado que todo lo que ha dicho lo pueda cumplir, y tampoco garantiza que realmente pueda ser el promotor de un cambio verdadero, también lo es que por el lado de los que se han sostenido de manera muy abierta y notoria bajo las conveniencia que les da la miel del poder, ellos definitivamente no harán nada por el pueblo, sino por el contrario, seguirán protegiendo esos negros intereses de esa mafia que se encuentra en el poder para seguir favoreciendo con actividades estratégicas del estado a sus amigos, familiares y cuates, y aunque haya un discurso vehemente por desmentir tales conductas previas, estas están a la vista de todos, hoy las redes sociales cumplen una función, como cuando le fue entregada la caja de los pecados y de las maldades a pandora para bien o para mal; por lo tanto, hoy sí se sabe casi en forma instantánea lo que alguien hace bien o hace mal, creo que en la última recta esa mafia del poder va a proteger sus intereses y van a buscar la manera de irse hacia un sólo lado; es decir, todos en contra de Andrés Manuel o el Señor López, o como le hayan dicho antes o después, y esto hace que de acuerdo con los muestreos y las encuestas que a diario circulan por todo tipo de medios, sí exista un peligro real de que por segunda ocasión le roben el triunfo, como ocurrió en la votación de Calderón; es decir, el grupo en el poder al verse derrotado hizo hasta lo imposible para hacer triunfar a alguien que también satisfizo los intereses de esa clase poderosa, de esa clase que nos tiene hundidos en la pobreza, si esto llegare a suceder creo que el encono social es de tal tamaño que podría desencadenar una guerra intestina, porque el hartazgo es de tal gravedad que inclusive muchos conocidos y amigos míos que han sido históricamente priistas de hueso no sólo colorado, sino verde, blanco y colorado, ahora han dicho no es traición, es reacción, y vamos a votar por López Obrador; los argumentos en contra ya se acabaron, que si es corrupto, que si protege a los corruptos, que si va a ser igual que Chavez, que si lo está ayudando Rusia, que si es un mesiánico, que si está loco; bueno, al final de cuentas los grandes líderes de la humanidad siempre han tenido ese toque de genialidad que raya en la locura, y creo que al menos tendremos la esperanza de que las cosas cambien si López Obrador es Presidente, pero si la mafia del poder nuevamente ajusta sus tuercas, toda su poderosa maquinaria y vuelve a robarle por segunda vez el triunfo, entonces nuestro país tendrá pocas esperanzas, puesto que no se alcanza a vislumbrar una figura prominente, una figura de confianza, por lo menos en muchos años que pueda darnos la esperanza de que las cosas en este país van a cambiar, dicho sea de paso considero que la afirmación tan vehemente sostenida por López Obrador, de que va a acabar con la corrupción obedece más a una convicción personal que a la realidad, porque este cáncer ya se comió casi a todo el cuerpo, dicen que son más los buenos que los malos, pero cuando se trata de proteger el pellejo y hay que valerse de determinadas triquiñuelas pareciera que son más los malos que los buenos; sin embargo, si no hubiere esperanza, si no hubiere propósito de seguir creyendo en lo grandioso y en lo glorioso que es nuestro país, no tendría ningún sentido, ni comentar, ni hacer absolutamente nada, cada quien tiene la libertad de elegir la opción que mejor determine, si el primero de julio sabemos que hay un "empate técnico" nos van a volver a robar, si se toma la decisión de respaldar la voluntad de la gran mayoría de los mexicanos y se logra vencer por un margen por lo menos de un cinco por ciento o más, no tendrán escapatoria, no tendrán salida, el tiempo de aquellos que han lacerado a nuestro pueblo no importándoles su dolor y su sufrimiento habrá terminado y tendremos la esperanza de que algo mejor puede venir. En verdad tenemos una cita con la historia, que para bien o para mal nos juzgará, ojalá que sea para bien y que el mal vivido solo sea un negro recuerdo del pasado digno de olvidar.