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El presidente Juárez hoy parte II columna por Luis Pérez Cruz

Desde la Sociología columna por Luis Pérez Cruz
Domingo 11:27 am, 05 Ago 2018.
Luis Pérez Cruz
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El presidente Juárez hoy parte II columna por Luis Pérez Cruz

Ahora bien y como ya puntualizamos en la entrega anterior la ruptura al interior de los liberales se debió, en gran medida por las decisiones de Juárez, ello porque en efecto supuso una figura política que logró cohesionarlos, pero hacia las elecciones presidenciales de 1871 la confrontación militar no se hizo esperar y estuvieron frente a frente los dos caudillos más importantes de la resistencia a la intervención francesa y al Imperio de Maximiliano, nos referimos a Benito Juárez y el General Porfirio Díaz.

            Los últimos años de Juárez fueron realmente complicados en lo personal, además que en lo político tuvo que enfrentar a sus antiguos compañeros liberales, que enfrentaron juntos la intervención francesa.

            Tampoco hay que dejar de contemplar que la pérdida de su esposa en 1871 influyó de manera importante en la toma de decisiones, además de la agudización de su enfermedad cardiovascular.

El año de 1871 comenzó mal para el presidente, ya que su esposa muere a inicios y Roeder describe así la trascendencia de dicha pérdida: “La muerte, que casi alcanzó al Presidente nueve meses antes, lo hirió muy de cerca la segunda vez; pues la suya fue una unión tan íntima que de acuerdo con todo el mundo, y al decir de la prensa, el Presidente había perdido la mejor parte de su propio ser. El mundo prodigó a la desaparecida los honores correspondientes. Los obituarios rindieron tributo a la compañera ejemplar y ensalzaron a la esposa, la madre, la patriota leal que compartió su vida pública y privada con abnegación constante.”

            Benito Juárez decide participar para la presidencia de la República, generando un descontento abrumador y que fundamentalmente se centraba en la imposibilidad moral y un atentado contra la República el buscar una reelección más.

            Resultaba inaceptable para la democracia y la moral republicana que el Presidente busque reelegirse, ya que si bien era cierto que Juárez había sido el baluarte durante la guerra de reforma, la intervención francesa y el imperio de Maximiliano, ello no le justificaba para considerarse como indispensable.

            La mayor parte de sus críticos hicieron la observación que había un cambio generacional y que México había cambiado radicalmente desde 1857, para 1871 existía una nueva generación con perspectivas distintas de lo que el país requería, se le exigió a través de diversos medios se retirara de la contienda y salvara así su prestigio ganado con mucho esfuerzo y sacrificios.

            Los consejos de sus amigos y la exigencia de sus adversarios no provocaron que Juárez recapacitara y se lanzó a la contienda, esta actitud la explica Roeder de la siguiente manera: “”El poder era la droga anodina para la pérdida de su esposa. El poder era el trabajo, el yugo que aseguraba su marcha, y que le restituía su razón de ser; el poder era el solar de solitario; el poder era la paz; y por último, el poder era el derecho que le devengaba su abnegación durante la lucha, la reivindicación de la naturaleza en compensación de una vida de servicio desinteresado y de deber lealmente cumplido.”

            Poco antes de las elecciones sobreviene una rebelión en el norte del país y en medio de la confrontación militar se llevan a cabo las elecciones, las cuales fueron favorables al Presidente y el descontento no se hizo esperar, básicamente se recurrió a la violencia hacia los porfiristas, además de llevar a empleados del gobierno y militares a votar masivamente, además de la compra del voto.

            Finalmente, el Congreso ratifica a Juárez como presidente electo el 12 de octubre de 1871, inmediatamente surge la sublevación de Porfirio Díaz en el mes siguiente, pero finalmente la rebelión es aplastada hacia inicios de 1872.

            Juárez finalmente muere en medio de intrigas y amenazas de algún atentado, la mayor parte de la prensa condena los procedimientos para terminar con la oposición, pero a partir de su muerte comienza, a través de la prensa, su reivindicación, tratando de olvidar los últimos años del Benemérito de las Américas. 

            Las causas de su muerte fueron un conjunto de especulaciones, lo cierto es que para ello contribuyó la situación política del país y su última reelección, cuadro que Roeder describe en los siguientes términos: “Los sentimentales atribuyeron el mal  a la muerte de su esposa; los políticos a la ingratitud republicana; las discrepancias de sus parciales provocaron las sospechas de sus enemigos…para los sacristanes había motivos fundados de creer, a falta de pruebas fehacientes en contra, que el reformador falleció envenenado por sus correligionarios liberales.”

No cabe duda que al final, Juárez empeoro su mal humor, tomaba decisiones que sus propios allegados criticaron, pero con Porfirio Díaz se construye el mito y el culto a la persona, que heredamos en el México del siglo XX.

 Ante el nuevo panorama político precisamos dejar del lado el culto a la persona, el presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador, si toma como referente a Juárez requiere hacerlo tomando en cuenta en sus aciertos y errores, no reproducir el culto que se ha hechos. Vemos con desconcierto notas periodísticas que señalan que comió “carne de puerco en chile verde”, que se detuvo a comer “quesadillas”, que viaja en vuelos comerciales o que trabaja en domingo; eso no debe ser nuestro punto de partida para resolver los graves problemas que aquejan a nuestro país, requerimos visualizar las decisiones que toma como jefe de Estado y las consecuencias que necesariamente traerá para los mexicanos.

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