Mercado informal y pobreza en Tlaxcala por Luis Pérez

Uno de los comportamientos más inquietantes del mercado laboral en México en las últimas décadas ha sido el crecimiento desbordante que ha observado la economía informal. La proliferación de puestos de trabajo precario, de muy baja productividad, realizados en muy pequeñas empresas por individuos que cuentan con un escaso o nulo capital físico y un bajo nivel de calificación y se ven obligados a “inventarse” distintos medios de supervivencia, es un rasgo que se constata a diario en todo el territorio nacional.

Lo que percibimos, contrario a lo que pudiera ser para muchos una alternativa pasajera, es un crecimiento exponencial y ello se traduce en que en lugar de decrecer tiende a continuar en expansión. Insistimos, lejos de representar una opción ante la falta de empleo o un mercado laboral deprimido, la informalidad supone, más que una salida permanente, un problema recurrente y para nuestro tiempo es uno de los problemas centrales del desarrollo económico del nuestro país, por lo que consideramos necesario atender de manera urgente, de lo contrario la precariedad será cada vez más el común denominador del mercado de trabajo.

De acuerdo a lo anterior es importante señalar que la problemática del mercado informal golpea directamente a los jóvenes. De hecho, una porción mayoritaria de los nuevos empleos generados en los últimos años en el país ha sido en la economía informal, que hoy representa más del 52% de la ocupación y aporta anualmente 30.1% del PIB del país. Frente a ella, el desempleo abierto constituye en México una proporción sustancialmente menor, pero ello representa una trampa, ya que la informalidad oculta consecuencias preocupantes como el empobrecimiento y bajos niveles de productividad, además de la falta del pago de impuestos, provocando contar con una base estrecha que cumple con los impuestos y contribuciones, también se encuentra fuera del sistema de seguridad social, lo que afecta directamente a quienes son empleados en la informalidad.

Asimismo y con las consideraciones descritas líneas atrás, insistimos que el mercado informal y su tamaño están estrechamente vinculados al nivel de desarrollo económico México y de las regiones y, en consecuencia, a su ritmo de crecimiento económico.

            Ahora bien, en qué condiciones nos encontramos en Tlaxcala, para ello ofrecemos algunos datos que revelan la situación que ocupa nuestra entidad, hace un par de años se señalaba, con información vertida por el INEGI, que las entidades que concentran al 70% de la población informal son Oaxaca (82%), Guerrero (79.9%), Chiapas (78.3), Puebla (73.3), Tlaxcala (73%), Hidalgo (71.9) y Michoacán (71.8).

            Lo anterior nos muestra a las entidades con más bajos niveles de desarrollo económico y donde la informalidad se concentra en el comercio y los servicios, visualizando, en consecuencia, altos índices de pobreza, para ello nos remitimos a lo siguiente, en Tlaxcala, 4 de cada 10 jóvenes se encuentra en situación de pobreza y el 53.9% de los tlaxcaltecas viven en esta condición, destacando el rezago educativo (13%), carencia de seguridad social (66.2%) y carencia por acceso a la alimentación (22.2%). Podemos terminar con lo siguiente, la población de nuestro estado con ingresos por debajo de la línea de bienestar es del 62%.

            Creemos muy importante analizar esta información a nivel municipal, los municipios que destacan por la situación de pobreza son los siguientes Ziltlaltépec de Trinidad Sánchez Santos con el  88.9%, le sigue Emiliano Zapata con 87.7%, Benito Juárez 86.2%, San José Teacalco 81.5% y Sanctorum de Lázaro Cárdenas 81.4%; en lo que se refiere a la pobreza extrema tenemos que nuevamente destaca Ziltlaltépec de Trinidad Sánchez Santos con el 25.8%, después  Santa Ana Nopalucan con 13.4%, en seguida San José Teacalco con 13.2%, finalmente tenemos a Santa Apolonia Teacalco y San Juan Huactzinco con el 11.4% y 11.2%, respectivamente.

            Les dejamos esta información para analizar y valorar respecto al tema que nos tiene en esta entrega de Hacia la Sociología.

Recomendación

En esta ocasión y recordando los 50 años del llamado movimiento estudiantil del 68 haremos referencia a la literatura que surge no exclusivamente del 68, sino de toda una época marcada por acontecimientos y procesos a nivel mundial que pretenden mostrarnos una realidad que avasalla al ser humano y que resulta indispensable tocarla y verla para comprenderla, nos referimos a Hasta no verte Jesús mío de Elena Poniatowska, escrita en 1969 y que describe la difícil vida de Jesusa Palancares, relatada a grandes rasgos como la sobrevivencia en condiciones realmente complejas, donde se requiere fuerza, sacar recursos donde no los hay, como dijera Doña Elena “luchar cada minuto de la vida contra la propia familia, los vecinos, el casero, las autoridades…todas las formas de opresión producto del tipo de sociedad en que vivimos”, extraordinaria obra literaria.