¿La izquierda ganó con AMLO?

Desde mi humilde opinión, en nuestro país hemos tenido miedo al cambio político o tal vez, ha sido un miedo inducido por quienes han ostentado el poder. Recordemos una de las muchas frases que fue común escuchar: “mejor vota por el partido que ya conoces; más vale viejo por conocido, que nuevo por conocer”. Y en efecto, ganaba el mismo. Con excepción de dos sexenios que abrieron nuevas perspectivas, pero su política establecida en su momento dejó mucho que desear y difícilmente se les recordará favorablemente.

En la última contienda, el miedo fue nuevamente estrategia; sin embargo, la formación académica, los medios de comunicación y las nuevas generaciones con una visión del mundo totalmente revolucionada, optaron por la corriente que consideraron la más adecuada, y no precisamente por ser de izquierda.

Si vemos las propuestas y participaciones del próximo presidente y de su gabinete, por cierto muy adelantadas de acuerdo a lo acostumbrado en nuestro país; nos damos cuenta que continúa bajo el contexto liberal-capitalista e incluso, se observó, que para convencer y no ser atacado por varios sectores productivos en su campaña, les dio ciertas canonjías que darán pauta para continuar con el sistema económico mexicano; que por años se ejerce. Por lo tanto, un gobierno de izquierda me parece muy lejano.

En otras palabras, uno de los cambios que propone AMLO y su equipo, es un cambio de valores. Mismos que toda sociedad capitalista requiere para lograr sus respectivos intereses de clase, tales como; renovar las industrias, apoyar al pequeño y mediano productor, además de mantener los patrones de consumo, entre otros aspectos pero bajo la misma tendencia. Por consiguiente ¿dónde queda la izquierda en México como corriente teórica, aplicada a la praxis?

Sin duda, el grupo que encabeza AMLO criticó elementos que han contribuido en el retraso del país; mismos que en el gobierno de Peña Nieto se agudizaron: una retórica vacía, corrupción, despilfarro económico de familiares (casa blanca y viajes a Europa y EU, entre otros), feminicidios, desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, asesinatos de varios periodistas, etc, etc, ... dieron como resultado que la sociedad se volcara en las urnas para mostrar su molestia al gobierno que termina y seguramente, a los que le antecedieron.

Sin embargo, el próximo gobierno deberá responder a sus promesas y a todo aquello con lo que se inconformó y lograr, como lo ha dicho en sus peroratas, un cambio en las condiciones de vida de la sociedad en general. Desgraciadamente como lo dije al inicio, al pueblo mexicano le ha ganado el miedo y hemos preferido regresar al pasado, como diría cualquier sicólogo: se han tenido regresiones ante un reto que no se sabe cómo es y por ende, no se sabe enfrentar. Un ejemplo claro fue en 1968 cuando se dio la matanza estudiantil; la sociedad en sus diferentes sectores nunca quiso aprovechar el momento coyuntural y prefirió una actitud pasiva. Producto del miedo.

La llamada “cuarta transformación” que Obrador utilizó en su campaña y sigue promoviendo, tiene como antecedente tres movimientos sociales: el de Hidalgo en la Independencia, Juárez en la Reforma y Madero en la Revolución. Pero para ello, considero, debe en primer lugar, lograr la participación de por lo menos la mayoría de la población, como lo hizo en las urnas; en segundo, conseguir a través de la educación un cambio de mentalidad colectiva y, tercero, convencer a la sociedad en su conjunto, que todo proyecto de transformación no lo puede hacer un solo hombre. En otras palabras; debemos estar convencidos que la participación individual, nos permitirá lograr un deseo colectivo.

Seguramente seis años no serán suficientes, pero si se inicia bien el sexenio, terminará bien y permitirá una continuidad en proyectos, más no en el logro del poder, por el poder mismo. Claro, si es nuevamente una falacia sexenal, seguramente tendrá que haber una respuesta inmediata. México ya es otro.

Cambiando de tema, los días 30 y 31 tuve la oportunidad de acompañar al Secretario General del STACOBAT a una reunión en la ciudad de Morelia, Michoacán, convocada por la Federación Nacional de Sindicatos de Colegio de Bachilleres, misma que está integrada por 24 estados de la República. En ella se realizaron mesas de trabajo en las que tuvieron presentes, además de los sindicatos ya mencionados, sindicatos de CECYTE, CEBETIS, CONALEP entre otros subsistemas del nivel Medio Superior. Teniendo como tema central, la Reforma Educativa, pero no para respaldarla, sino más bien en apoyo al presidente electo en la derogación de la misma; argumentando que nunca ha sido una Reforma a favor de una mejor calidad educativa y que más bien, se sustenta en un control laboral a los docentes y en evidenciar la razón de existir de los sindicatos, desde el momento en que les quita todos los logros obtenidos a través de los años. Utilizando como pretexto a una lider (Elba Esther) acusada de corrupta y con ello, todo el sindicato (SNTE) y sindicatos en general, fueron corruptos.

Esta experiencia me dejó muy claro lo siguiente: a los docentes les impusieron la Reforma Educativa y quienes lo hicieron, nunca lograron resultados favorables a favor de los profesores, ni mucho menos en los alumnos académicamente hablando. Las evaluaciones según los ponentes, sirvieron para minimizar el poder de los sindicatos y nunca mejorar la función profesional de los mentores. De acuerdo a lo escuchado, las ponencias presentadas estuvieron impregnadas de conocimientos, experiencias y deseos de mejorar la formación en los alumnos. De ser así, ojalá los acuerdos alcanzados en esa reunión, sean tomados en cuenta para un futuro inmediato en bien de la educación del nivel Medio Superior.