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Política y cultura, una simbiosis necesaria en Tlaxcala

Columna por Prof. y Antrop. Soc. J. A. Javier González Corona
Lunes 12:24 pm, 23 Jul 2018.
Prof. y Antrop. Soc. J. A. Javier González Corona
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Política y cultura, una simbiosis necesaria en Tlaxcala

El esfuerzo por vincular la política con la cultura en beneficio de una sociedad más politizada y comprometida en sus diferentes manifestaciones culturales, ha sido un planteamiento constante por parte de algunos politólogos y estudiosos del campo social. Además, debemos aceptar que la política y cultura son parte de la vida cotidiana del ser humano.

En el Diccionario de Política coordinado por Norberto Bobbio (siglo veintiuno: 1982) nos dice: “se deriva del adjetivo de polis (polítikós) que significa todo lo que se refiere a la ciudad…, el término política ha sido transmitido por influjo de la obra de Aristóteles titulada Política, que debe ser considerada como el primer tratado sobre la naturaleza, funciones, las divisiones del estado y sobre las varias formas de gobierno, predominantemente en el significado de arte o ciencia del gobierno, es decir de reflexión, sin importar si con intenciones meramente descriptivas o incluso prescriptitas sobre las cosas de la ciudad”.

Por su parte la cultura tiene un sin número de definiciones, una de ellas es la de Clifford Geertz quien señala: “la cultura denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida”.

De tal manera la política, en resumen, sería el arte de gobernar y la cultura, una transmisión de conocimientos con una gran carga simbólica. En consecuencia, ambas, no son exclusivas de algunas personas o grupos, sino que se obtienen a través de un proceso de enseñanza en cada uno de los individuos.

Sin duda, en la pasada elección fuimos testigos de una sociedad muy participativa mostrando al parecer, ya no ser tan inmadura e inocente, sino más bien crítica, analítica y con memoria histórica. Aunque no se puede negar la pasión mostrada en contra de un gobierno, cayendo incluso en un apasionamiento a favor de un candidato y partido político. No sé si una Cámara Alta y Baja con una mayoría partidista similar a la del Ejecutivo y con Congresos en los estados, por lo menos en Tlaxcala bajo la misma tendencia, puedan realizar un trabajo realmente democrático y crítico, sin caer a un compromiso y/o enajenamiento a favor del líder que los llevó a ser representantes sociales.

Regresando a la cultura, la entiendo como una manifestación netamente humana, misma que se adquiere a través de una enseñanza constante entre una generación y otra. Por consecuencia, entre mayor aprendizaje cultural tenga la persona, la hará más reflexiva, analítica, crítica y propositiva. Sin olvidar que una cultura nunca es mejor que otra; sino diferentes.

Por otro lado, ya es momento de que los representantes en el Congreso sean promotores de actividades culturales, independientemente de otras responsabilidades que tengan. Requerimos de actividades de índole cultural en los diferentes municipios, con el propósito de enriquecer el acervo cultural de los ciudadanos, mediante el rescate y difusión de la cultura de los pueblos a través de diferentes actividades culturales: conferencias, exposiciones, conciertos, publicaciones, entre otras más. Las escuelas, en los diferentes niveles educativos pueden ser los espacios adecuados para llevarlas a efecto; aunque existen otros espacios también importantes.

Tampoco se pueden dejar de considerar conciertos de música: clásica, rock, trova, afroantillana, folklórica, jazz, blues, danzón, etc., con la característica de que en el transcurso del concierto se explique características del tipo de música que se esté ofreciendo: origen, desarrollo, contenido, propuestas, etc. que permitan de alguna manera un conocimiento de la versatilidad musical, pero además, para que se integren en el gusto de la gente. Sin olvidar obras de teatro, zarzuela, conciertos al aire libre y callejoneadas; nuestro estado tiene tantos lugares tan hermosos, que simple y llanamente se necesitan utilizar.

En conclusión, esa simbiosis política-cultura es hartamente necesaria en nuestro estado; si bien es cierto que el Instituto Tlaxcalteca de Cultura ha realizado su trabajo, falta mucho por hacer. Ojalá con la llegada de la Secretaría de Cultura al estado próximamente, Tlaxcala se convierta en un Guanajuato, Viena, Venecia u otros lugares donde todo el año tienen actividades culturales; pero para ello se requiere de una buena política de los tres poderes de gobierno federal y estatal, además de las presidencias municipales. Necesitamos hechos concretos. Ya me atreví a proponer algunos.

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