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El divorcio político y los candidatos ciudadanos o independientes

Columna por Juan Espinoza Briones
Martes 07:54 pm, 13 Mar 2018.
Juan Espinoza Briones
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El divorcio político y los candidatos ciudadanos o independientes

Con el permiso de usted, amable lector, nos tomamos el derecho de pensar analógicamente el fenómeno político que asistimos en el actual proceso electoral. Se trata de algo que desde este espacio llamamos “divorcio político”. Utilizamos dicha analogía para referirnos específicamente a la “disolución de cualquier relación entre algún actor político y el partido o grupo de poder del que es -o fue- adepto”.

Es un hecho que se ha dado en otros procesos electorales en el pasado. Sin embargo, llama la atención de manera especial la frecuencia con que ha sucedido en la actual contienda; pues, como veremos a continuación, más de un candidato (a) “ha renunciado” a sus raíces políticas y trata de venderse como “candidato independiente o ciudadano” y así, intentar sacudirse la huella que marca el historial de su grupo de origen, o al que llegan. Únicamente vamos a referirnos a los candidatos electos formalmente y a políticos y empresarios que salen corriendo a refugiarse a otro partido con menos mancha.

Por caballerosidad, citemos primero a la única dama involucrada. El 12 de octubre del año pasado Margarita Zavala, ex militante del Partido Acción Nacional (PAN) y ex primera dama de México en el sexenio anterior, cuando su esposo Felipe Calderón fue presidente de la Republica entró en escena. Se registró ante el Instituto Nacional Electoral (INE) como “candidata independiente”, luego de haber renunciado a la militancia de su partido el 6 de octubre de ese mismo año. Su argumento: "Esta decisión -la de postularse como independiente- significa un NO rotundo a una forma vieja y caduca de hacer política [por lo que] Si quieren un mejor futuro, acompáñenme. Cambiemos juntos y juntos lograremos el México que merecemos”.

Jaime Rodríguez, el Bronco, fue militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Nuevo León. Renunció a este el 14 de septiembre de 2014. En la carta de renuncia que dirigió a la cúpula de su partido afirmó que “hoy, la angustia y el dolor de la gente me demuestra que Nuevo León está en busca de un liderazgo que piense y actúe diferente, fuera y lejos de los partidos PRI y PAN, quienes, por sus propios resultados ganados a pulso, han perdido la credibilidad ante sus patrones que son los ciudadanos y ya no son opción para el próximo proceso”. Con ese argumento, fue a buscar la gubernatura de su estado, la cual ganó. Piensa que esa misma estrategia le funcionaría y hoy es “candidato independiente” a la presidencia de la República.  

Ricardo Anaya Cortés es militante panista desde el inicio de su carrera hasta la actualidad, desde donde ha desempeñado diferentes cargos. Es candidato presidencial por la coalición Por México al Frente, integrada por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano. Es un amplio defensor de las reformas estructurales del gobierno de Enrique Pena Nieto. En semanas pasadas ha intentado desmarcarse de esa postura, cuando, desde la dirigencia nacional del PRI se publicó el desplegado “¡Así no, Anaya!”, en que se le cuestiona sobre los movimientos financieros que le permitieron comprar un terreno por cerca de 10 millones de pesos y posteriormente venderlo como una nave industrial a 54 millones. Anaya afirma que “Es el gobierno de Peña Nieto el que ha emprendido; esta embestida en mi contra […] Es evidente que a quien ven como un peligro es a mí".

El candidato de la coalición Todos por México, conformada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido Nueva Alianza (PANAL), José Antonio Meade, fue coordinador de asesores de la Secretario de Hacienda y Crédito Público en la administración de Felipe Calderón. Participó activamente en la reforma hacendaria de 2009, cuyo objetivo central fue incrementar la recaudación fiscal -inventar más impuestas y subir los que ya había-. En la misma administración fue secretario de Energía y de Hacienda. Con Enrique Pena Nieto, ha ocupado los cargos de secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y de Hacienda y Crédito Publico. Su gestión como secretario de Desarrollo Social en ésta última administración ha sido fuertemente cuestionada por el presunto desvío de 3 mil 433 millones de pesos del erario a las campanas del PRI en 2012, hecho que se ha calificado como La Estafa Maestra. Aunque pertenece a una coalición, se trata de vender como un “candidato ciudadano”.

AMLO -según la historia- hasta el día de hoy no ha querido deshacerse de ninguna mancha pasada -desde la derecha se la han buscado y en ocasiones fabricado-. Aunque inició su carrera política en las filas del PRI, siempre estuvo en contra de los actos de corrupción e impunidad que en ese partido se cometían. Como militante del PRD sucedió lo mismo. Llegó a ser Jefe de Gobierno del extinto Distrito Federal por este partido y, ahí, logró los niveles más altos de aceptación, gracias a los resultados que obtuvo durante su gestión. Ya en MORENA, ha fungido como una especie de Arca de Noe, pues ha sido receptor de distintos actores que provienen de todos los frentes políticos y empresariales. Muchos de ellos con muy mala reputación en sus nichos de origen, por lo que va de más citar sus nombres y hechos. En otros momentos y espacios se ha referido a ellos.

Hemos traído las distintas posturas de cada candidato (a). Es evidente que en todos los casos los políticos y empresarios buscan desmarcarse de alguna sombra del pasado. Margarita Zavala, por ejemplo, busca desmarcarse de los efectos de un Combate al Crimen Organizado, que usó Felipe Calderón con el apoyo de las Fuerzas Armadas, cuyo saldo social se contabiliza en decenas de miles de muertos, miles de desaparecidos y desplazados, y en un aumento en los casos de tortura y tratos crueles. El incendio de la guardería ABC, cuyo caso sigue impune o la extinción de Luz y Fuerza del Centro que dejó sin empleo a cerca de 44 mil trabajadores.

El Bronco, piensa que al alejarse del PAN y del PRI, no lo alcanza la mancha de las malas acciones y decisiones de los gobernantes que han portado esos colores, en los tres niveles de gobierno, a lo largo y ancho del país.

Ricardo Anaya se hace víctima de una embestida en su contra. Al igual que Margarita Zavala, busca desmarcarse de las secuelas de las administraciones panistas y de su complicidad con las reformas estructurales y sus efectos adversos, así como de los hechos de corrupción en que hoy lo envuelven los mismos a los que solapó en el diseño, aplicación y ejecución de dichas reformas. Dice que gobernará para los ciudadanos porque él es uno más de ellos.

José Antonio Meade es un personaje que carga con el peso de la Estafa Maestra e investigaciones de desvío de dinero posteriores. En su intento por liberarse de tal peso, se autonombra “candidato ciudadano” y haber hecho en el pasado un trabajo como “servidor público ciudadano”, no como militante de partido alguno. También quiere desligarse de los efectos adversos de la administración peñista, pues Peña y PRI lo ponen en una situación difícil de llegar a la presidencia -a menos por la vía democrática, si es que existe-.

Los migrantes hacia MORENA, lo ven como una salida de un “estado sucio” a otro “más limpio”, buscan limpiar su reputación. Esto puede traer consecuencias en los votos a AMLO. Tanto para bien como para mal. No podemos pasar por alto el hecho de que tal migración es una estrategia política de la derecha, que trata de infiltrar su ponzoña y su proyecto a “la izquierda”, con lo que busca asegurar en el tiempo los beneficios de los que hoy disfruta, aun con la llegada de un “izquierdista” a la presidencia.

Todos buscan coquetearle con su mejor discurso a un electorado que, por medio de una campaña mediática intensiva y luego de ver que todos los candidatos son “ciudadanos” y/o “independientes, no sabe por cual optar. Es una estrategia del grupo que ostenta el poder; pues, el “divorcio político” le traerá frutos más favorables a la derecha, debido a que puede crear confusión en la gente y así, generar una mayor dispersión y división del voto popular, mermando los votos a AMLO quien, según las encuestas, es el más favorecido en la intención de este.

¿Quién cree que estos candidatos -o empresarios- quieren generar un cambio, aniquilar las viejas formas de gobernar, combatir la corrupción, la inseguridad y servir a “sus patrones, los ciudadanos”? Lo primero que les preguntamos es ¿por qué no lo hicieron en su momento? Ya tuvieron su oportunidad. En todo caso -con excepción de AMLO- se volvieron cómplices de las atrocidades en las administraciones en que “sirvieron a los ciudadanos”. Ninguno trae propuesta y/o discurso alterno al neoliberalismo o al desarrollo. Solo buscan la reproducción del esquema que gobierna, no el bien de las mayorías -por la configuración que ha vivido MORENA, al recibir de todo, no escapa de esta última afirmación-. Y para que lo logren, tienen que emplear el lema político de ser “candidato ciudadano” o “ candidato independiente”, aunque ello implique un “divorcio político”, aunque sea solo en discurso, porque en realidad, nunca van a renunciar a sus raíces, principios y, sobre todo, a la comodidad y beneficios que les da el servir a sus verdaderos patrones, los oligarcas del imperio.  

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