Elecciones presidenciales como sistema adaptativo

¡El sistema capitalista en México trata de absorber desde campaña a un gobierno ideológicamente opuesto!

No hay nada novedoso o sorprendente para destacar del “Segundo Debate Presidencial”. La dinámica, discurso e intención de los candidatos fue la misma que mantuvieron antes de la campaña, en el “Primer Debate” y en lo que llevamos del camino proselitista. Tampoco sorprende la lluvia de descalificaciones y mentiras presentadas unos contra otros, pero principalmente dirigidas a dañar la imagen del candidato puntero en las principales encuestas de preferencia de voto: AMLO.

En las entregas anteriores que dedicamos al Neoliberalismo y la Globalización documentamos que uno de los principales objetivos de estos proyectos es la eliminación paulatina del Estado en las tareas económicas que más ganancias producen y que son las mismas en las que mayor interés concentran por “invertir” -saquear- los capitales privados. Con las administraciones presidenciales que México tuvo a partir de 1982 y hasta la de Enrique Peña Nieto este propósito está cumplido.

La batalla que hoy se vive en la actividad proselitista es por lograr que el régimen impuesto y los beneficios logrados para la iniciativa privada mexicana y extranjera se perpetúen por el mayor tiempo posible en nuestro país. Para llevar a cabo la imposición y sostenimiento de dicho régimen, una de las herramientas más utilizadas ha sido la mentira y el desprestigio de todas las variedades de proyectos socioeconómicos que son distintos al neoliberalismo en ideologías y objetivos. En todo el proceso electoral rumbo a primero de julio 2018, incluidos los dos debates, vemos lo mismo.

Jaime Rodríguez, José Antonio Meade y Ricardo Anaya piensan y actúan bajo esta lógica. También en columnas anteriores argumentamos que, aunque en teoría, estos candidatos buscan representar y servir a la ciudadanía, la realidad es que con sus discursos solo lo hacen para buscar su voto, porque a la hora de ejercer su gobierno, cualquiera que resulte electo trabajara en pos de mantener a nuestro país bajo un gobierno neoliberal y consolidar la posición de México en la globalización.

En el caso de Andrés Manuel, no niega la presencia de la globalización, presenta propuestas que buscan una continuidad del país en esta, pero con efectos menos nocivos para la población más afectada por la ejecución de proyectos socio económicos como este. Habría que ver si llega al poder si su gobierno trabaja de acuerdo con su discurso de campaña.

Capitalismo, Neoliberalismo y Globalización como sistema en México, se encuentran en un momento de caos, desorden e incertidumbre, detonado por el “enojo social” -el detonador- al que ha llegado la mayoría de la población que no está satisfecha con los resultados económicos logrados a poco más de tres décadas de su implementación. Por ello, el sistema busca al candidato que mas absorbe y defiende sus intereses.

Hizo una apuesta por la diversificación. Lanzó a una candidata -hoy fuera de contienda- y tres candidatos. Los presenta como distintos, con discurso populista, pues “todos están preocupados por las problemáticas que aquejan a los mas pobres”. Sin embargo, el efecto del detonador ha tenido más fuerza -de ahí la incertidumbre y miedo-. La población insatisfecha con el sistema se impone una vez más y después del Segundo Debate y con todo y descalificaciones, AMLO sigue siendo el mas beneficiado en la preferencia de intención del voto.

Esto conduce a que, a pesar de que él no es un candidato lanzado por el sistema y representante de éste, en semanas recientes, en distintos actos, los empresarios han buscado -y buscan- congeniar con el morenista. Prevén su triunfo el primero de julio por una amplia ventaja en número de votos, hecho que hace insostenible la posibilidad de un fraude electoral. Ninguno de los candidatos del sistema, con su palabrería de calumnias y mentiras, logra influir significativamente en la intención de los votantes.

Con este acercamiento, el sistema se adapta a las circunstancias del entorno, en este caso, del entorno sociopolítico y sus repercusiones en el componente económico. Trata de que la política de un gobierno progresista como el de AMLO -si se llega a dar el triunfo- no perjudique significativamente sus intereses, sus beneficios y, de ser posible, mantenerlos aun con un gobierno centroizquierdista.

El capitalismo y la globalización en México intentan absorber desde campaña a un posible gobierno ideológicamente opuesto y, de ser posible, operar desde él a favor de sus intereses. Esta afirmación permite entender la migración de empresarios de renombre y cuestionada reputación a MORENA.

Andrés Manuel se ha percatado del contexto político mexicano. Entiende que, por las características de éste, es imposible sostener una administración puramente izquierdista. También él se adapta al contexto y busca reconciliarse con todos los sectores sociales.

Esperemos a ver la forma en que el sistema absorbe este proceso electoral y el cierre de su primera etapa el primero de julio. A partir de entonces, podremos ver su readaptación y el sentido en que se dirija. Pero antes, analicemos proyectos, ideas y visiones sociales. Contrastemos los datos que nos ofrecen los candidatos, para que la guerra de mentiras y calumnias no nos confunda, y así, podamos tener una mejor participación en la elección del próximo presidente de México.